Cementerio de negros en la zona de Villaguay, único en Latinoamérica :: EL HERALDO - Edición digital

2022-03-04 08:16:14 By : Ms. Rachel Shao

Uno de los temas que surgió (aunque tangencialmente) fue el de los esclavos fugados del Brasil y que encontraron libertad en la zona del Distrito Bergara del Departamento Villaguay, concretamente en el antiguo pueblo de La Capilla (hoy llamado Ingeniero Sajaroff).

Confieso que he pasado decenas de veces por allí, pero nunca me detuve a indagar y verificar lo poco que de eso sabía. Seguramente para la mayoría, estos interesantes sucesos son ignorados y por eso me propongo, hasta donde sé, darlos a conocer.

Pude haberlo hecho en mi nota anterior, cuando me referí a la colonización judía de la provincia, pero entiendo que le habría quitado relevancia a esta historia que tiene solo aroma regional.

A mediados del siglo XIX fueron llegando a nuestro territorio esclavos fugados del Brasil, y buscaron en territorio argentino la paz y libertad que necesitaban. Estos provenían de Santa Catarina y de Río Grande do Sul y fueron arribando a Entre Ríos afincándose en el Distrito Bergara, concretamente en la zona de La Capilla. Por un trabajo realizado por el Museo de Ciencias Naturales y de Antropología “Profesor Antonio Serrano” muy completo, con trabajos de campo y de archivos parroquiales, sabemos que el jefe de familia de esos grupos afrodescendientes se llamaba Manuel Gregorio Evangelista.

Durante las últimas décadas del siglo XIX se asientan numerosas familias de colonos judíos de origen ruso en la Colonia Clara y otras colonias de inmigrantes en zona rural.

Andando el tiempo, la familia de Manuel Gregorio Evangelista se relacionó con la familia Melgarejo, considerados también en la zona, como afro descendientes que se habían asentado simultáneamente con el grupo de Evangelista. Constituyeron un grupo humano muy numeroso y fueron allí conocidos como “Los Manecos” y estos llegaron a convivir en buena vecindad con los colonos judíos.

Hay un sitio denominado “El Galpón de los Manecos” porque allí se encontraban las viviendas que los cobijaban a todo el grupo de familias negras.

En los archivos registrales y por relatos de los descendientes que siguen habitando en la zona sabemos los nombres de los descendientes: Isabel- Soledad-Bernabela- y Severo quienes pudieron referir lo que sus mayores les contaron. Aunque estos relatos son divergentes. Es probable que por provenir de distintas familias y de distintos orígenes. Manuel Gregorio contaba que “hubo una guerra, y Manuel Gregorio se ocultó bajo los muertos. Luego huyó con su familia atravesando la selva, en el camino, que hicieron descalzos con grilletes, caminaron durante las noches para no sufrir el sol. En el camino encontraron gente de campo que les cortó las cadenas.

Un bebé que llevaban consigo murió, y como no tenían cómo enterrarlo, lo envolvieron con una mortaja y lo depositaron en la horqueta de un árbol alto, para que los animales no se lo coman.” Al llegar a Entre Ríos, primero se instalaron en San Gregorio. Allí se quedó Valentín, el hermano de Manuel Gregorio, y este último se instaló en La Capilla. En tanto Bernabela relata un comienzo diferente

“Venían barcos a comprar esos esclavos y es allí donde ellos huyeron con los grilletes puestos”.

Esta versión es más aceptable por la presencia de los grilletes. Si hubiera sido soldado, no los tendría. A menos que se los colocaran por las noches para evitar las deserciones. ¿Pero y el niño y las mujeres? O tal vez fueron dos grupos humanos con diferentes historias.

Siguiendo con la historia de su afincamiento, Severo cuenta que el hermano de Manuel Gregorio, tras pasar un tiempo en estas tierras, regresa a Concordia (por donde había atravesado el río Uruguay) y se instala allá.

El cementerio se encuentra ubicado a unos 1.000 metros de las ranchadas de los mulatos y allí se fueron enterrando los difuntos de La Capilla y cuando se produce la colonización de rusos judíos desde 1892, allí se enterraban a los difuntos “no judíos”. Vale decir que se enterraban allí también a los criollos. Infortunadamente las pocas placas o lápidas que aún se conservan malamente se encuentran ilegibles. En el relevamiento realizado por el Museo “Antonio Serrano” fueron halladas tres “cunitas” metálicas señalando o indicando la inhumación de algunos bebés.

En el sector sudoeste del cementerio se encuentran algunas tumbas que son las más viejas o sea que son los entierros más antiguos, de lo que podemos deducir que allí se encontrarían los restos de Manuel Gregorio Evangelista y Lorenza Pintos.

El “cementerio maneco” estuvo varios años abandonado. Allí se han podido identificar 26 tumbas. El profesor Ricardo Moreyra, docente de historia, junto a sus alumnos Natalia Leiva (afrodescendiente) y Adalberto Núñez y estudiantes de 6º año de la Escuela Secundaria 13 “La Capilla”, de Ingeniero Sajaroff, junto al Jefe Comunal Jaime Vélez tienen proyectada la reconstrucción del muro perimetral del cementerio.

El caserío o llamado también “El Galpón de los Manecos” porque con ese nombre se conocía el lugar donde se levantaban los distintos ranchos que habitaban los numerosos “Manecos”, hijos, nietos y bisnietos del matrimonio Evangelista- Pintos. A medida que las hijas e hijos de Manuel Gregorio y Lorenza fueron creciendo, muchos de ellos construyeron sus viviendas en el mismo solar, conformando con el tiempo un caserío compuesto por seis o siete viviendas, los ranchos de adobe y techo de paja se distribuían uno al lado del otro. La vivienda de Sinforosa, al norte del terreno tenía techo a dos aguas.

Por lo menos hasta los años 1960 los construían al estilo criollo nomás, no eran las chabolas de esclavos africanos del Brasil, o sea plantaban postes en las esquinas y se pasaba varias hiladas de alambre alrededor, respetando un sitio para la puerta, y luego se hacían rollos de paja de lino con barro, y estos se adosaban a los alambres formando las paredes. Llevaba un poste central para sostener el techo. “Como se necesitaban muchas manos para la construcción, siempre se realizaban tareas “comunales”: se reunían los miembros de la familia, iban hasta La Capilla, por ejemplo, los Melgarejo que vivían en el cruce del arroyo Bergara, y construían la vivienda; cuando se necesitaban manos en otro lugar, hacia allí se dirigían “Los Manecos” de La Capilla.

Los manecos criaban gansos y otros animales de granja, por lo menos hasta los tiempos de la abuela Victoria (mediados de 1900). En tanto los hombres de las familias se empleaban como estibadores en los galpones de La Capilla, o trabajaban con la hacienda en el campo de los colonos de Ing. Sajaroff, mientras que las mujeres trabajaban en las casa de familia en buena armonía con los colonos. Sinforosa tenía su taller de costura donde realizaba trabajos para toda la comunidad.

En el Galpón de los Manecos solía haber música a diario, algunos de ellos tocaban distintos instrumentos. Doña Marcela (95 años) relata que Manuel Evangelista era famoso, quien bailaba hasta que se acababa la bebida y se terminaban los toque de tambores o tamboriles, durante las primeras décadas de 1900. Ida recuerda haberlo escuchado en su niñez.

Se sabe que las primeras familias arribaron a la zona alrededor de 1850, amparados por la Constitución de 1853, que entró en vigor en todo el país en 1860, protegidos por el General Urquiza. Dice el texto constitucional: “Y los esclavos que de cualquier modo se introduzcan, quedan libres por el solo hecho de pisar territorio de la República”.

Parroquia Santa Rosa de Lima- Matrimonios Libro 3 Folio 6 Villaguay

ACCION – Publicación del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos “El pueblo de los manecos” Bibiana Fulchieri – Entre Ríos Número 1298

CONICET – Centro de Arqueología Urbana- Facultad de Humanidades- Alejandro Richard- Cristian Lallami – Juan Marco Quiroga 2017

Archivo Museo de las Colonias Judías de Villa Domínguez- Fondo La Capilla

Museo Histórico Municipal de Villaguay 

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