El Mercado 25 de Mayo: historia de un ícono qhochala - Informe Especial - Opinión Bolivia

2022-03-04 08:16:16 By : Ms. TTI Fiber

El 2016, el Mercado 25 de Mayo cumplirá 90 años desde su inauguración como centro oficial de abasto, pero su recorrido como testimonio de la historia y cultura cochabambina ha sido más largo: desde sus inicios como un despreciado sitio de venta de carbón, hasta su actual posición de uno de los mercados más importantes y visitados de la ciudad. Hasta bien entrado el siglo XIX, el comercio en Cochabamba solía realizarse de dos maneras: al aire libre, en plazas o en lugares abiertos; o bien, en los denominados “tambos” o “tamberos”, que eran almacenes a la vez que alojamientos temporales, en cuyos patios los viajeros exponían sus productos, traídos de bastante lejos. Y aunque el Gobernador Francisco Viedma intentó (sin éxito) instituir un centro de abasto ya en 1788, la ciudad recién inauguró su primer mercado en 1831, en el patio del convento de la ya inexistente Iglesia de La Merced, conocido como el Mercado Antiguo, actualmente el Mercado 27 de Mayo (donde ahora se vende comidas y jugos). Justo al frente de este primer centro de abasto, atravesada por una acequia (la “Serpiente Negra”), estaba La Carbonería, una “pampa” al lado del extinto colegio San Alberto, usada para aprovisionamiento de carbón y que, casi a la par del primero, empezó a usarse como un espacio “anexo” de comercio. En 1887, tal vez reconociendo su valor de mercado “informal”, el Concejo or-denó que en La Carbonería se instalaran puestos de parquería, sombrerería, chiflerías (ropa), comida, leña y car-bón. La papa se introduciría después, a falta de espacio en el local del frente. Lamentablemente, si el mercado central, a pesar de su importancia, era postergado en cuanto a mejoras, La Carbonería ni era tomada en cuenta. Sin embargo, en 1904 el municipio instruyó la instalación de galpones de calamina (las sombrillas y cobertizos eran lo único que cubría a las vendedoras de la intemperie); al año siguiente, el empedrado de todo su piso; y en 1907, el local fue ampliado hacia uno de los patios del extinto colegio. CONSTRUCCIÓN DEL MERCADO En 1912, siendo Carlos Salamanca el alcalde, se aprobó una política municipal de descentralización, que resolvía edificar cuatro mercados seccionales, uno de ellos en La Carbonería. Esto requería la transferencia de este terreno, aún propiedad de la Escuela de Niñas San Alberto, al poder municipal; lo que se logró en 1918, con el señor Ramón Rivero en la Presidencia del H. Concejo. La minuciosa revisión documental hecha por el investigador Carlos Lavayén, permitió identificar el documento de 1924, de la convocatoria a propuestas de construcción, “sujetándose al plano del Ingeniero Municipal don José H. de Vila”, quedando este último como el autor del diseño del actual Mercado 25 de Mayo. Finalmente, en marzo de 1925 se eligió la propuesta de Gustavo Hinke, conocido empresario de ascendencia alemana, dejándolo como el constructor oficial del mercado. El proyecto estaría a cargo del ingeniero Max Franz Garré (responsable de la fachada norte de la Catedral) que fue contratado por la Compañía Hinke; y la parte metálica debía llegar desde Alemania, de la fábrica alemana Casa Fucho de Dortmundt, en noviembre de ese año. La obra comenzó a ejecutarse en junio de 1925, y se culminó casi un año después, durante la gestión municipal de Rafael Torrico Lemoine. Así, el día 25 de mayo de 1926, se inauguró el primer mercado seccional de Cochabamba, con el nombre de “Mercado 25 de Mayo”, en homenaje a la revolución libertaria de Chuquisaca de 1809. SIN DERRIBAR ESPÍRITUS Desde los 60’s, la zona aledaña al mercado experimentó varios cambios. En 1965, se demolieron casas expropiadas, para ensanchar la calle 25 de Mayo y levantar más tiendas alrededor del templo de la Merced, ya amenazado por correr la misma suerte. A pesar de las movilizaciones en contra de echar abajo tan valiosa edificación (de inicios del siglo XVII), en 1969, bajo la autoridad del alcalde Cnel. Francisco Baldi S., se demolió la Iglesia de La Merced, terreno donde ahora funciona un parqueo de vehículos. Las demoliciones no terminaron ahí: en 1978, con motivo de la remodelación del pasaje “Blanco”, ahora llamado “Guillermo Aldunate”, se derribó el Cine Aguirre, y posteriormente, en agosto de 1989, se derrumbó la Escuela de Niñas San Alberto. Aun con toda su fuerza, lo que ni tractores ni palas pudieron alcanzar fue el espíritu de las comerciantes, quienes en los años siguientes continuaron enfrentando una serie de conflictos, como el intento de desalojamiento durante la gestión de Humberto Coronel Rivas y la huelga movilizada de ocho días el año 2000 contra una medida de la administración de Chaly Terceros. Pero como la infraestructura del mercado al que llaman su hogar, siguen firmes, a pesar de los años, fortalecidas por las experiencias, y sobre todo, por las lecciones que enseña la compleja vida del comerciante.

Muchas de las mejoras posteriores a la apertura del Mercado 25 de Mayo, se hicieron con reducidos presupuestos, ya que entre 1931 y 1936 el país destinaba la mayoría de sus recursos a la Guerra del Chaco. En décadas siguientes, se inauguraron los Comedores Populares, los ambientes para el cuidado de los hijos de las vendedoras y se arregló la capilla (donde se instaló un altar y una urna con la imagen del Señor de los Compadres); obras que se ejecutaron bajo la supervisión del notorio jefe de Mercados, Don Guillermo Aldunate. Destaca en los 40´s el asfaltado de la calle 25 de Mayo, acción que sepultó definitivamente a la peligrosa “Serpiente Negra”.

El estilo arquitectónico del Mercado 25 de Mayo responde al de las salas de exposición europeas de fines del siglo XIX. La parte de arriba destaca por sus 41 por 31 metros de metal románticamente moldeado, formando cinco cuerpos y 24 columnas de acero, adornadas con faroles clásicos. Encima, el techo de vidrio grueso reforzado con alambre, abarca casi 870 metros cuadrados, cubierto de láminas de calamina. La fachada se inscribe en la arquitectura neoclásica, con decoración sobria del “art noveau” –visible en las pilastras, los pórticos en los ingresos y molduras, como rosetones, volutas y la camisa moldurada que recorre todo el perímetro del mercado– pero los numerosos letreros comerciales han descaracterizado este rasgo. Adentro, en la parte central, resalta la sección de carnicería, con algunas mesas de mármol (gran parte del mármol original desapareció). La sección de verduras y legumbres tiene cerca de 200 mesas y bancos de cemento armado. Las tiendas de abarrotes ocupan los cuatro lados del área central del mercado. A pesar de conservar gran parte de su belleza inicial, esta simbólica construcción necesita bastantes mejoras, como la restauración de las molduras, refacción de los acabados de muros y pisos, el retiro de los numerosos elementos contaminantes y el mantenimiento periódico de la estructura metálica.