Las claves de la segunda vuelta de las elecciones en Francia

2022-04-22 20:33:52 By : Ms. sophia R

Francia celebra este domingo 24 de abril la segunda vuelta de unas elecciones presidenciales que marcarán el futuro del país. Tras los resultados de la primera vuelta, que certificaron la debacle de las fuerzas tradicionales francesas, el candidato liberal y europeísta, Emmanuel Macron, vuelve a batirse en duelo, como ya hizo en las elecciones de 2017, con la candidata de ultraderecha, Marine Le Pen, quien, según los sondeos, llega a esta segunda votación con más posibilidades que nunca de alzarse con la victoria.

Aunque la distancia entre ambos se ha ensanchado ligeramente en los últimos días, sigue sin ser muy amplia, por lo que su capacidad para movilizar a los electores que no les votaron en la primera ronda y a aquellos que se plantean la abstención puede ser decisiva. Estas son algunas de las claves de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia.

Cinco años después, Francia revive un enfrentamiento entre los mismos candidatos, pero el contexto que les rodea ha cambiado de manera significativa. Macron opta a su reelección tras un mandato que ha sembrado altos índices de descontento. Le Pen, en cambio, aspira a obtener los mejores resultados de su historia tras una campaña marcada por una moderación de su discurso que podría dificultar aún más el llamamiento al voto útil frente a una ultraderecha que ya no asusta tanto a los franceses.

En 2017 la candidata de Agrupación Nacional se presentaba por segunda vez a unas elecciones presidenciales y se estrenaba en la segunda vuelta con escasas posibilidades de alzarse con la victoria. Macron, por el contrario, llegaba a los comicios con una corta carrera política y con el propósito de ilusionar de nuevo a un electorado desencantado con la oferta política del país y dispuesto a frenar a Le Pen, como ya hizo una vez con su padre. 

“Tras cinco años de gobierno, Macron ya no es una figura novedosa. Aunque trate de reactivar ese espíritu, le cuesta mucho más lanzar un discurso con el que ilusionar a los franceses”, explica a RTVE.es Irene Sánchez Vítores, profesora de Ciencia Política de la URJC. “Ya no es un desconocido, es el presidente de la República al que, además, se percibe como una figura arrogante”, añade.

Asimismo, estos cinco años de gobierno no han convencido a parte de un electorado que en 2017 acudió a las urnas para evitar el ascenso de Le Pen. “Los argumentos cansan en política, el del miedo a la ultraderecha también. Si lo repites una vez tras otra, como en el cuento de Pedro y el lobo, deja de tener efecto”, expone a RTVE.es Andrés Santana Leitner, profesor y coordinador del departamento de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid. Esta vez, dice, “vuelve a ser Macron, volviendo a pedir lo mismo”, una dinámica que ha cansado, sobre todo, a aquellos electores más descontentos con sus políticas.

Para la candidata de Agrupación Nacional, antes Frente Nacional, la de este año es su tercera carrera hacia la presidencia y su segundo duelo por la jefatura del Estado contra Emmanuel Macron. Sin embargo, ni ella ni su padre, que se disputó el Elíseo con el expresidente Jacques Chirac en 2002, habían llegado a la recta final de unas presidenciales con tantas posibilidades de ganar o, al menos, de dificultar en gran medida la victoria a su rival.

Ni el revuelo por su supuesta amistad con Vladímir Putin, ni la irrupción del polemista Éric Zemmour impidieron a Le Pen cosechar el mejor resultado de su historia en la primera ronda de unas elecciones presidenciales el pasado 10 de abril. De hecho, la aparición del candidato de Reconquista y su discurso anti islam han ayudado a la candidata a consolidarse como una opción más moderada. Dejando en manos de Zemmour el énfasis en asuntos como la seguridad o la inmigración, se ha centrado en cuestiones más económicas y, además, ha optado por desechar algunas de sus propuestas más polémicas, como la salida de Francia de la Unión Europea.

En 2002 Chirac venció a Jean-Marie Le Pen con el 82% de los votos; en 2017 el margen se redujo, pero Macron se alzó con la victoria frente a Marine Le Pen con el 66,1%. En estas elecciones, pese a que el actual presidente parte de nuevo como favorito, la distancia entre ambos, según las encuestas, se acorta de manera significativa, otorgando al presidente una victoria del 56% frente al 44% de Le Pen. “El miedo a Le Pen ha caído y el hartazgo hacia Macron ha subido, haciendo que los resultados sean más próximos”, expone Santana.

En Francia, hasta ahora, ha funcionado muy bien el cordón sanitario ejercido por el resto de fuerzas políticas contra la ultraderecha. De hecho, al finalizar la primera vuelta, la mayoría de partidos pidió el voto a Macron o contra Le Pen. Sin embargo, “por mucho que traten de arrinconar a Le Pen, los votantes la están normalizando y se ha convertido en una presencia constante”, argumenta Sánchez Vítores. “Hay votantes jóvenes a los que ya no les parece raro que Le Pen pase a una segunda vuelta. En el futuro, algunos estarán acostumbrados y quizás lo raro para ellos sea ver en segunda ronda a una fuerza de izquierdas”, añade.

"Le Pen ha mostrado una imagen menos radical, menos dura", argumenta Adela Alija, directora del departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Nebrija. "Es como si la sociedad francesa hubiera asumido a esta candidata e incorporado a su partido en su sistema político con una gran aceptación".

El candidato de izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon, obtuvo el 21,95% de los votos el pasado 10 de abril, quedando a las puertas de la segunda vuelta a poco más de un punto de la candidata de Agrupación Nacional. Por ello, atraer al electorado de la Francia Insumisa, el más numeroso si lo comparamos con el del resto de candidatos, puede ser clave para Macron y Le Pen.

Una cuestión remarcable es el cambio en la postura en la que se alza como la principal fuerza de izquierda, tal y como expone  Alija. "En 2017 tuvo una posición clara de freno a Le Pen, ahora Mélenchon no incita directamente al voto a Macron, por lo que, sobre todo entre los jóvenes, que sostienen no estar ni con Macron ni con Le Pen, la abstención puede jugar un papel muy relevante", expone.

Mélenchon insistió en repetidas ocasiones en no darle "ni un solo voto a la señora Le Pen", aunque algunos de sus votantes no parece que vayan a seguir su consejo. Según la última consulta realizada por Ipsos, el 17% de su electorado votará a la candidata de Agrupación Nacional el próximo domingo y el 39% lo hará en favor de Macron. Por otro lado, la consulta llevada a cabo por la propia formación, que no contempla el voto por Le Pen, arroja que el 33,4% de sus simpatizantes se decantará por Macron, mientras que el 67% optará por la abstención.

“Hay muchos electores de Mélenchon que están verdaderamente hartos de Macron”, explica Santana. “Se va a poner en tela de juicio el hastío hacia Macron frente al miedo a Le Pen. Ahora bien, un elector con preferencias de política económica redistributiva y no tanto de economía neoclásica o neoliberal, con Le Pen al menos puede tener ciertas dudas, con Macron sabe que sus políticas no le van a gustar”, añade.

En mitad de una crisis financiera agravada por el estallido de la guerra en Ucrania, los temas económicos y los asuntos internacionales han ocupado gran parte del discurso político en estas elecciones. Tanto Macron como Le Pen han hablado en su campaña del poder adquisitivo, principal preocupación de los franceses, aunque la candidata de Agrupación Nacional ha hecho de este asunto su bandera. Asimismo, la guerra en Ucrania ha puesto sobre la mesa cuestiones de política internacional como la pertenencia de Francia a la OTAN.

Mientras que Macron defiende que la guerra ha otorgado "clarificación estratégica" a una Alianza Atlántica que él mismo consideraba hace unos años "en muerte cerebral", Le Pen apuesta por sacar al país del mando militar integrado y ha planteado un acercamiento "entre Rusia y la OTAN" una vez finalizada la guerra. Respecto a la Unión Europea, la candidata apuesta por una "reforma desde dentro" y por la creación de "una alianza de naciones soberanas" que devuelva competencias a los Estados miembros.

Ambos coinciden en el impulso de la energía nuclear y la reducción del impacto de la subida de precio de la electricidad y los combustibles. Macron defiende la inversión del gobierno de "20.000 millones de euros" para mitigar la subida de precios y apuesta por "bloquear" el precio de la electricidad y el gas mientras que Le Pen propone bajar el IVA de los productos energéticos del 20% al 5,5% y "sacar a Francia del sistema europeo de electricidad". 

En los últimos días, Emmanuel Macron también ha apostado por la cuestión medioambiental, quizás en un intento por atraer un voto joven más, y ha prometido transformar Francia en una "gran nación ecológica". El presidente ha calificado el proyecto electoral de su contrincante como "climatoescéptico", algo que Le Pen ha negado y ante lo que se ha defendido llamándole a él "climatohipócrita".

En cuanto a inmigración, ambos coinciden en tomar medidas contra el islamismo radical. Además, Le Pen aboga por incluir en la Constitución la "prioridad nacional" y opta por prohibir la regularización de los extranjeros irregulares. Macron, por su parte, arrastra a sus espaldas una criticada ley contra el separatismo islámico y en su programa plantea, por ejemplo, frenar la renovación de visados a aquellos que "alteren el orden público" y deportarlos.

Otro de los polémicos asuntos que ambos recogen en su programa es la edad de jubilación de los franceses. Mientra que Le Pen aboga por adelantarla a los 60 para aquellos que comenzaran a cotizar antes de los 20 años, Macron arroja una polémica propuesta y propone retrasarla hasta los 65, aunque en las últimas semanas ha mencionado la posibilidad de reducirlo a los 64.

En 2017 Emmanuel Macron llegó al Palacio del Elíseo convirtiéndose a los 39 años en el líder de Francia más joven desde Napoleón. El actual presidente llegó a la política tras haber sido ministro de François Hollande, aunque supo salir a tiempo del Gobierno de su predecesor y se presentó como candidato a la presidencia al frente de su por aquel entonces recién estrenado partido. Prometió hacer resurgir a Francia desvinculándose de las fuerzas tradicionales de izquierda y derecha. 

Sin embargo, Macron ya no es el joven candidato disruptivo que era hace cinco años y ahora se encamina hacia su reelección tras un mandato que no todos los franceses valoran de forma positiva. Su paso por el Elíseo ha estado marcado por las protestas de los chalecos amarillos, la gestión del país en mitad de una pandemia mundial y una profunda crisis económica agravada tras el estallido de la guerra en Ucrania. Pese a que en su momento atrajo a un amplio electorado de izquierdas, sus políticas, que han virado más hacia la derecha, han provocado descontento entre un amplio sector de los franceses. 

Pese a todo, los sondeos le sitúan como favorito para alzarse con la victoria en esta segunda ronda, aunque esta vez sin la amplia distancia que le separaba de una rival que se ha esforzado por moderar su discurso desde las pasadas elecciones. De cumplirse lo que pronostican las encuestas, aunque el resultado sea ajustado, el actual presidente volverá a ganarle unas elecciones a Le Pen y protagonizará la primera reelección presidencial en Francia desde Jacques Chirac, que revalidó su mandato en 2002.