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Los tomates son una gran fuente de vitaminas

El tomate es uno de los alimentos con mayor cantidad de beneficios e incorporar los tomates en la dieta es una buenísima opción. Además es uno de los más versátiles de la despensa: hay de todos los tamaños y colores por lo que se pueden preparar frescos, deshidratados, se pueden hacer numerosas salsas con ellos e incluso zumos. Así que es habitual encontrar a personas que tomen todos los días de su vida una cantidad de este fruto rojo que es considerado como una hortaliza.

Según Healthline, los tomates son una gran fuente de varias vitaminas y minerales como la vitamina C, que contribuye a la salud del sistema inmunitario, y la vitamina K1, que es crucial para la salud de los huesos y la coagulación de la sangre. De forma paralela, los tomates también aportan potasio, que ayuda a controlar la presión arterial, y el folato, que es fundamental para el crecimiento de los tejidos.

Hay una gran variedad de tomates

Aunque dentro de los todos los beneficios destaca su aporte de licopeno. El licopeno es un compuesto vegetal que ha demostrado reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer como afirma el artículo Lycopene in cancer prevention and treatment publicado en PubMed.

Con tantos beneficios para la salud, ¿hay alguna razón para limitar el número de tomates en la dieta? Como se suele decir, el exceso es malo. Y los tomates no se escapan a esta máxima: un consumo excesivo puede acabar teniendo efectos secundarios que conviene evitar. Comer tomates cada día en cantidades restringidas no debe generar ningún inconveniente en el organismo; el problema es cuando se hace un consumo desmesurado diario durante un largo periodo de tiempo.

Reflujo ácido: los tomates tienen ácido málico y ácido cítrico, lo que hace que el estómago sea excesivamente ácido. Comer demasiados tomates puede provocar ardor de estómago o reflujo ácido debido a la producción de un exceso de ácido gástrico en el estómago. Así que las personas que frecuentemente tienen estrés digestivo o tienen síntomas de enfermedad por reflujo gastroesofágico deberían evitar consumir demasiados tomates.

Licopenodermia: el licopeno es uno de los grandes beneficios del tomate, pero claro, en exceso puede hacer que surja un tono naranja en la piel. Por lo tanto, hay que tener cuidado de no consumir más de 75 mg por día de licopeno, que también está presente en la sandía o la papaya.

Cálculos renales: comer demasiados tomates puede provocar la formación de cálculos renales en el organismo. El motivo es que estas frutas son ricas en calcio y oxalato, que cuando están presentes en exceso en el cuerpo no se metabolizan correctamente y cuestan mucho de eliminar. Por lo tanto, se puede ir acumulando hasta que se crea un cálculo.

Se pueden hacer mil y una recetas con tomates

Dolor en las articulaciones: el consumo excesivo de tomates puede provocar hinchazón y dolor en las articulaciones por culpa un alcaloide llamado solanina. Este compuesto es responsable de la acumulación de calcio en los tejidos, lo que acaba en una inflamación.

Diarrea: los tomates pueden ser portadores de la bacteria Salmonella, que es la responsable de la diarrea. Aunque es bastante raro contra diarrea de esta forma.

Alergias: la histamina de los tomates puede provocar erupciones cutáneas o alergias. Sobra decirlo pero las personas alérgicas a los tomates no deben comerlos ya que les puede provocar síntomas graves como hinchazón de la boca, la lengua y la cara, estornudos, irritación de la garganta y otros síntomas.

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